Publicado en SEMINARIOS, Vol. LVII-2011, nº 201-202, mayo-diciembre. San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia Universal, páginas 75-104
Bien decía Pablo VI que San Juan de Ávila es un sacerdote y un santo que se le puede calificar de actual y moderno por la pluralidad de facetas que ha vivido y enseñado, y que son luz para los hombres y mujeres de nuestro tiempo
. Yo diría que su luz brilla hoy con un resplandor especial porque en la actualidad es mayor la necesidad que tenemos de su ejemplo. La luz ilumina con más intensidad precisamente cuando está más oscuro. La luz que nos aporta San Juan de Ávila brilla hoy ante nuestros ojos con un nuevo y radiante resplandor, no sólo para
la Iglesia sino también para la sociedad y para la cultura actuales. Es lucero resplandeciente de la mañana para una sociedad que anhela la felicidad, libertad, paz, progreso, etc., a veces por caminos tortuosos y hasta equivocados que al hombre actual le hace sufrir de manera atroz. Incluso cuando los caminos son en parte acertados, como la solidaridad, sentido de colectividad o de aldea global, declaración y conquista de ciertos derechos humanos, búsqueda y reconocimiento de la dignidad de la persona, igualdad, etc., no termina, sin embargo, de llegar a su plenitud pues le falta su raíz última y fundamento primero: Dios. Estamos viviendo una época de cambio o de noche cultural, si se entiende así el conjunto de valores que impregnan una sociedad. Verdaderamente estamos asistiendo al nacimiento de una nueva era, con todo lo que esto trae consigo de trauma y de logros, de crisis dicen otros, en la que para que esta noche se convierta en crecimiento verdadero sin duda necesitamos con urgencia la luz de personajes como San Juan de Ávila
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